miércoles, 24 de septiembre de 2014

A PROPÓSITO DE CULTURA, UN TÉRMINO EN EVOLUCIÓN


                                                                                                                  Max Murillo Mendoza.

Lectura, el texto del Dr. Pablo Aranda.

Anibal Quijano toma prestado sus reflexiones de cultura de Enrique Dussel, (Dr. En historia, en sociología, en teología y filosofía), cuando a mediados de los años 60 lanza al mundo sus textos de modernidad y colonización. En dichas reflexiones Dussel cambia las direcciones de las tradicionales maneras de abordar lo cultural y lo evolutivo. Considera que la modernidad atropella y destruye violentamente miles de años de otro tipo de civilizaciones, de otras categorías de mentalidades, también con sus propias formas de desarrollos y sus propias maneras de ver y entender la vida, el mundo y sus simbologías.

Posteriormente, será el historiador peruano Dr. Flores Galindo, en su libro en Busca de un Inca del año 1.985, donde desarrolle brillantemente los términos de civilización y evolución. Conforme esas reflexiones, nos sugiere Flores Galindo que antes de la llegada de los europeos a nuestro continente, por estos lados del mundo se habían desarrollado civilizaciones tan adelantadas y complejas, con sus propios Estados, con sus propias religiones, con sus propias economías y sus propias mentalidades, que se desarrollaron durante milenios hasta lograr altos componentes históricos, que hasta hoy muy poco se han entendido y comprendido en sus significados. Que las categorías clásicas con las que nos aproximamos a esas civilizaciones, tienen el sesgo totalmente occidental y moderno, que no llegan realmente a explicar del todo a esas civilizaciones. Sino cortadas desde las perspectivas de la modernidad. Entonces advierte que en esas maneras de aproximarnos a nuestras civilizaciones, se imponen visiones totalmente ideológicas de “atraso”, “no civilizado”, y posteriormente “no moderno”. Categorías euro céntricas trabajadas para realidades europeas; pero no para otras realidades. Pero que la colonización se encargó de exportar y universalizar e imponer en las ciencias sociales, que sirvieron después como herramientas de análisis de otras realidades. Los peligros de estas visiones son evidentes: ideológicamente se supone y se asume que nuestras realidades son “atrasadas” y no  ”civilizadas” para dichas categorías de análisis.

Esas reflexiones, entre otras, han servido junto a los descubrimientos de la antropología anglosajona en Bolivia, desde los años 60 y 70 del anterior siglo, que ciertamente las categorías de análisis euro centristas tienen sus limitaciones en nuestras realidades. Son nomás producto de los pensamientos de dominación cultural y colonial, de una manera de ver el mundo: incompleta y totalmente subjetiva de la realidad. Hoy todo eso ha cambiado en los centros de investigación más importantes del mundo, sobre todo en los países del norte. A la luz de las visiones más cuánticas y  holísticas, las reflexiones culturales y de civilizaciones no tienen connotaciones euro céntricas. Sino más amplias y diversas. Pero en nuestras universidades veo que todavía no se ha avanzado lo suficiente con esas informaciones recientes. Siguen realmente atrasadas y con visiones de los años 60 o 70 del anterior siglo; aunque con la moda de modernidad y progreso. Que son más bien enfermedades mentales de importación masiva, de consumo masivo como forma de desahogo en la ausencia de identidad cultural e histórica de nuestras sociedades.

La frivolidad y la ignorancia de las mentalidades “modernistas” en Bolivia, siguen bloqueando las posibilidades de pensar y desarrollar las nuevas maneras de ver el mundo. Que coinciden increíblemente con las maneras de ver el mundo que tenían nuestras civilizaciones, a la llegada de los europeos en el siglo XV. Eso lo dicen los pensadores e intelectuales europeos y norteamericanos. Las reflexiones en esa línea de filósofos y antropólogos del sur, son muchas y variadas; pero que configuran las afirmaciones de que lo euro céntrico ha hecho más daño que aporte a nuestras realidades. Felizmente esa enfermedad ya ha sido superada; todavía no en Bolivia.

En cierto sentido hay un consenso por estos lados del mundo, en que nuestras visiones de la historia, es decir de la evolución humana, tienen concepciones todavía newtonianas: teleológicas, lineales, de un principio y un fin, de progreso infinito. Categorías llegadas también con los europeos. Por eso las distinciones de países “avanzados y desarrollados” y países “no avanzados y no desarrollados”. Es decir poco evolucionados. Actualmente esos términos no son ya absolutos y están siendo duramente cuestionados. Por eso las confusiones en los análisis de cultura, civilización o historia, que tienen siempre el tufo euro céntrico de evolución. Sin embargo, en ese consenso de vocabulario, no hemos avanzado mucho como país. A pesar de tener abundante información, tardará algunos años más (veo eso) para tener las reflexiones que se están respirando en el norte de este mundo.

Finalmente, nos falta encontrar identidad colectiva. No podemos ser universales sino somos nosotros mismos. Y hoy no somos nosotros mismos. La palabra boliviano no tiene contenidos. Es amorfa y ambigua. Se inventó el terminó mestizo para disimular lo racista que es nuestra sociedad. En realidad nuestras identidades son nuestras culturas que son tan antiguas y milenarias, tal como dice la antropología anglosajona. Y en la confusión racista y pigmentocrática de nuestra sociedad no se las ve ni se las reconoce. Ahí ahorraríamos muchas cosas.


                                                                                     La Paz, septiembre de 2014.

No hay comentarios:

Publicar un comentario