Max Murillo Mendoza.
Lectura, el texto del Dr. Pablo Aranda.
Anibal Quijano toma prestado sus reflexiones de cultura de Enrique
Dussel, (Dr. En historia, en sociología, en teología y filosofía), cuando a
mediados de los años 60 lanza al mundo sus textos de modernidad y colonización.
En dichas reflexiones Dussel cambia las direcciones de las tradicionales
maneras de abordar lo cultural y lo evolutivo. Considera que la modernidad
atropella y destruye violentamente miles de años de otro tipo de
civilizaciones, de otras categorías de mentalidades, también con sus propias
formas de desarrollos y sus propias maneras de ver y entender la vida, el mundo
y sus simbologías.
Posteriormente, será el historiador peruano Dr. Flores Galindo, en su
libro en Busca de un Inca del año 1.985, donde desarrolle brillantemente los términos
de civilización y evolución. Conforme esas reflexiones, nos sugiere Flores
Galindo que antes de la llegada de los europeos a nuestro continente, por estos
lados del mundo se habían desarrollado civilizaciones tan adelantadas y
complejas, con sus propios Estados, con sus propias religiones, con sus propias
economías y sus propias mentalidades, que se desarrollaron durante milenios
hasta lograr altos componentes históricos, que hasta hoy muy poco se han
entendido y comprendido en sus significados. Que las categorías clásicas con
las que nos aproximamos a esas civilizaciones, tienen el sesgo totalmente
occidental y moderno, que no llegan realmente a explicar del todo a esas
civilizaciones. Sino cortadas desde las perspectivas de la modernidad. Entonces
advierte que en esas maneras de aproximarnos a nuestras civilizaciones, se
imponen visiones totalmente ideológicas de “atraso”, “no civilizado”, y
posteriormente “no moderno”. Categorías euro céntricas trabajadas para
realidades europeas; pero no para otras realidades. Pero que la colonización se
encargó de exportar y universalizar e imponer en las ciencias sociales, que sirvieron
después como herramientas de análisis de otras realidades. Los peligros de
estas visiones son evidentes: ideológicamente se supone y se asume que nuestras
realidades son “atrasadas” y no ”civilizadas”
para dichas categorías de análisis.
Esas reflexiones, entre otras, han servido junto a los descubrimientos
de la antropología anglosajona en Bolivia, desde los años 60 y 70 del anterior
siglo, que ciertamente las categorías de análisis euro centristas tienen sus
limitaciones en nuestras realidades. Son nomás producto de los pensamientos de
dominación cultural y colonial, de una manera de ver el mundo: incompleta y
totalmente subjetiva de la realidad. Hoy todo eso ha cambiado en los centros de
investigación más importantes del mundo, sobre todo en los países del norte. A
la luz de las visiones más cuánticas y
holísticas, las reflexiones culturales y de civilizaciones no tienen
connotaciones euro céntricas. Sino más amplias y diversas. Pero en nuestras
universidades veo que todavía no se ha avanzado lo suficiente con esas
informaciones recientes. Siguen realmente atrasadas y con visiones de los años
60 o 70 del anterior siglo; aunque con la moda de modernidad y progreso. Que
son más bien enfermedades mentales de importación masiva, de consumo masivo
como forma de desahogo en la ausencia de identidad cultural e histórica de
nuestras sociedades.
La frivolidad y la ignorancia de las mentalidades “modernistas” en
Bolivia, siguen bloqueando las posibilidades de pensar y desarrollar las nuevas
maneras de ver el mundo. Que coinciden increíblemente con las maneras de ver el
mundo que tenían nuestras civilizaciones, a la llegada de los europeos en el
siglo XV. Eso lo dicen los pensadores e intelectuales europeos y
norteamericanos. Las reflexiones en esa línea de filósofos y antropólogos del
sur, son muchas y variadas; pero que configuran las afirmaciones de que lo euro
céntrico ha hecho más daño que aporte a nuestras realidades. Felizmente esa
enfermedad ya ha sido superada; todavía no en Bolivia.
En cierto sentido hay un consenso por estos lados del mundo, en que
nuestras visiones de la historia, es decir de la evolución humana, tienen
concepciones todavía newtonianas: teleológicas, lineales, de un principio y un
fin, de progreso infinito. Categorías llegadas también con los europeos. Por
eso las distinciones de países “avanzados y desarrollados” y países “no
avanzados y no desarrollados”. Es decir poco evolucionados. Actualmente esos
términos no son ya absolutos y están siendo duramente cuestionados. Por eso las
confusiones en los análisis de cultura, civilización o historia, que tienen
siempre el tufo euro céntrico de evolución. Sin embargo, en ese consenso de
vocabulario, no hemos avanzado mucho como país. A pesar de tener abundante
información, tardará algunos años más (veo eso) para tener las reflexiones que
se están respirando en el norte de este mundo.
Finalmente, nos falta encontrar identidad colectiva. No podemos ser
universales sino somos nosotros mismos. Y hoy no somos nosotros mismos. La
palabra boliviano no tiene contenidos. Es amorfa y ambigua. Se inventó el
terminó mestizo para disimular lo racista que es nuestra sociedad. En realidad
nuestras identidades son nuestras culturas que son tan antiguas y milenarias,
tal como dice la antropología anglosajona. Y en la confusión racista y
pigmentocrática de nuestra sociedad no se las ve ni se las reconoce. Ahí
ahorraríamos muchas cosas.
La
Paz, septiembre de 2014.
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