La historia como punto de vista de los asesinos y cómplices del
establishment.-
El historiador alemán Ranke, fue el representante del positivismo más
radical al considerar la historia solamente como las interpretaciones de los
documentos oficiales. Para él y sus seguidores, la historia es simplemente lo
que está escrito en los archivos oficiales. Ese punto de vista no sólo era
político, sino arbitrario e incompleto. Las corrientes posteriores de la
historia corrigieron esa tragedia. O ese punto de vista de la cultura
occidental.
Está claro también que no hubo descubrimiento. Hubo invasión y saqueo.
En eso las investigaciones son abundantes y ricas, en la misma Europa y Estados
Unidos. Tampoco se considera actualmente que el inicio de la modernidad, 1.492,
fue precisamente la complementación de culturas. Al respecto hubo imposición
violenta. No existió para nada sincretismo o mestizaje, que son inventos de las
mentes coloniales y colonizadas después. Los sistemas económicos impuestos
respondían a sistemas mercantilistas europeos. Las existentes por estos lados
del mundo, eran sistemas de reciprocidad y de trueque. A los ojos de los
europeos esos sistemas eran arcaicos, atrasados y no modernos. No se molestaron
en estudiar dichos sistemas, que recién en el siglo XX mereció atenciones
científicas y académicas.
Bolivia en el siglo XVI.-
Hay abundante investigación sobre los tipos de economía que había a la
llegada de los europeos; pero ninguna de ellas solamente resalta lo minero,
sino la diversidad de modelos que probablemente existieron. Desde los
intercambios de productos entre los distintos pisos ecológicos, hasta por
supuesto las teorías de reciprocidad. Los europeos no entendieron nada de esos
sistemas, no necesitaban entender sino prolongar el saqueo que les permitió el
mercantilismo y después la revolución industrial. Los europeos sólo se
dedicaron a saquear las tierras de estos lados, pues eran sus colonias y tenían
que ser coherentes con ese saqueo.
Las comparaciones con Japón o Suiza, que son clásicas en estratos
desinformados de Bolivia, son demasiado superficiales y poco analíticos.
Sacados de esas revistas de divulgación científica para distracción de viejos,
o de conocimientos generales. Las condiciones estructurales de los distintos
desarrollos, dependen de los tipos de relación histórica en los medios de
producción. Dicen los economistas que las razones estructurales definen los
procesos de un país. Ahí nada tienen que ver los “espíritus de lucha” o los
mitos inventados de la información.
Cómo nace Bolivia a la República?
Bolivia nace destruida. Después de 16 años de guerras y guerrillas que
empieza en 1.809, explicada brillantemente en la obra Tambor Vargas, Bolivia
soñó ilusamente en las ideas liberales de Bolívar. Incluso sus medidas
económicas como la liberación de los impuestos indígenas, nunca se cumplieron.
Las castas gobernantes, que eran los mismos españoles convertidos en
republicanos, necesitaban dinero fresco y tuvieron otra vez que acudir a la
explotación de los indígenas. El Estado republicano vivió de esa economía hasta
finales del siglo XIX. Las castas gobernantes blancas eran tan inútiles e
inservibles que ni siquiera hicieron del país medianamente desarrollado. Así
Bolivia ingresa al siglo XX, con la Revolución del 52.
Revolución del 52.-
Los libros clásicos dicen que la revolución del 52 fue el aliento de
modernidad que necesitaba el país. Ilusión escolástica también clásica. Bolivia
nunca fue un país industrial, por inutilidad de sus clases altas. Y estas
clases altas en su inutilidad tampoco pudieron manejar bien los recursos
naturales que tenemos. En realidad, como dicen en las investigaciones más
serias fuera del país, las clases altas bolivianas nunca fueron creativas y
pensantes, sino ignorantes y burdas. Con poco conocimiento de su realidad, y
sin ningún proyecto de Nación o Clase. Pues dependía de ellos hacer de un país
algo más desarrollado. No pudieron, en su ignorancia y desconocimiento de las
realidades, no lograron ofrecer un país más interesante. La famosa modernidad
sólo es de pinta y moda, no de mentalidad y de actitud.
Tampoco construyeron un Estado.
Nunca tuvimos Estado en el sentido clásico del término. Imitaron a los Estados
europeos; pero mal. El Estado republicano sólo fue una caricatura y pésima
copia de los Estados europeos. Un Estado anti nacional, anti indígena y anti
desarrollo. Es decir, hablar de rentismo de un Estado que nunca fue Estado, es
realmente no tener claridad en los conceptos de Estado. Los conceptos de Vivir
Bien, tienen otras connotaciones, más filosóficas e ideológicas que solamente
las económicas. Y por supuesto la literatura también es amplia y rigurosa, en
Bolivia y fuera de ella.
Pues con semejantes clases altas ignorantes, patronales y con poca
mentalidad liberal burguesa, el país se detuvo en el tiempo. Hoy,
paradójicamente, son los campesinos los que quieren desarrollo y progreso. Qué
paradojas: sólo en Bolivia.
Clases altas y desarrollo.-
Es importante la historia de las clases sociales. En cualquier país
del mundo, porque son las encargadas de definir el futuro del territorio. Las
burguesías jugaron un papel determinante, desde la Revolución francesa cuando
la burguesía toma el poder de los Estado en Europa. Muchas revoluciones
simplemente ratifican los sueños de la burguesía: desarrollo industrial y
progreso.
En Bolivia, lamentablemente las oligarquías nunca fueron modernas.
Nunca fueron los portadores de las ideas de desarrollo y progreso. Nunca fueron
trabajadoras y de mentalidad de ahorro, sino patronales y poco apegados al
trabajo. Sus discursos son ciertamente desarrollistas, pero sus prácticas son
absolutamente contrarias al trabajo y desarrollo. Por tanto, como corpus y
esencia mental de propuestas estas clases u oligarquías no fueron capaces de
crear o construir, bases materiales y ni siquiera un Estado mínimamente
moderno. Felizmente, como tiene que ser, también existe ya bastante literatura
sobre estos temas.
Especulaciones sobre lo exportador o extractivo.-
De manera simplista y casi escolar, cualquier estudiante de primer
semestre de economía comprende que solamente siendo mono productor y exportador,
cualquier país sobreviva sosteniblemente. Es elemental. Pero se trata de ir al
fondo del asunto: precisamente la ausencia de mentalidad liberal democrática de
las oligarquías bolivianas, es decir de otorgar oportunidades a sus
poblaciones: educación de calidad, becas, etc, Bolivia no es un país
competitivo. Es ridículo pensar que un país con enormes tasas de analfabetismo,
pueda de pronto saltar a ser un país del conocimiento. Son temas estructurales.
Incluso nuestras universidades no son mínimamente capaces de resolver
esos vacíos históricos, heredados de la inutilidad de quiénes deberían conducir
al país. Las nuevas inquietudes y corrientes actuales, probablemente le den
mejores esperanzas para el futuro. Por ahora, la construcción de un Estado realmente
moderno y competitivo es el desafío más importante. Eso es también un Estado
por fin inclusivo y que responda a las realidades del país.
Estado y regiones.-
Las experiencias mundiales nos enseñan que no debemos copiar los
modelos de Estado, sobre todo los europeos que están en constante retroceso en
sus políticas de Estado. Son en realidad estados fracasados. Además, los países
desarrollados empiezan a desarrollar nuevas teorías sociales más allá del
Estado. La moda del Estado ya ha pasado, pertenecía a la modernidad y al
industrialismo. Hoy los procesos son postcapitalistas, post industriales y con
economías cuánticas y divergentes. Nuevas teorías y nuevas propuestas para el
siglo XXI. La modernidad y las post modernidad ya han pasado de moda.
Nosotros tenemos herencias territoriales y de organización muy
nuestras, que han funcionado por miles de años eficientemente. Se trata de
recuperar esas organizaciones y asumirlas con las nuevas informaciones de
occidente. No con las que ya están pasando de moda.
Bolivia y Latinoamérica.-
La inutilidad de los grupos de poder nos llevó a la pérdida de
territorios, y de aislarnos de los vecinos. Hoy tenemos que comunicarnos y
comerciar con ellos. Es de sentido común. La velocidad de los cambios exige que
nos pongamos las pilas para sobrevivir. Tenemos mucho qué ofrecer y de hecho
exportamos con altura: cultura, música andina, vestimentas propias. En lo
demás, como copia burda y tosca de occidente, no somos competitivos. Se es
competitivo en las cosas propias y nuestras. Jamás seremos competitivos en
información y tecnología, porque eso pertenece a los países que han jugado sus
cartas hace siglos. Pero podemos adaptar muchas cosas de esas tecnologías, para
nuestras necesidades. Es tonto pensar que ahora debemos copiar en todo a los
países competitivos, es realmente tonto. Se trata de ver nuestras ventajas
comparativas, y ver en qué podemos ser competitivos, pero con personalidad.
SOBRE RENTISMO Y DEMOCRACIA
América Latina sobre una metamorfosis fuerte. Su dependencia enfermiza
de Estados Unidos empieza a terminarse. Son todavía muy jóvenes las nuevas
instituciones que están naciendo. En muchos casos los problemas económicos son
todavía los más complejos, pues en general los mercados internos
latinoamericanos no son competitivos frente a los grandes mercados mundiales.
Esas transformaciones son enormes y hasta ahora algo prometedoras. Los
nubarrones de peligros también son varios. El poder del mercado es la religión
más agobiante para el mundo. La locura mundial de los mercados están sobre
produciendo tanto que ya no se sabe a dónde vender. Esa saturación y
destrucción del medio ambiente, está llevando a los pensadores del mundo a
buscar alternativas serias a la dictadura del mercado. Por ahora no hay
respuestas claras, sólo sospechas.
América latina también se está recuperando de la ausencia de
desarrollos locales. Más humanos y menos ligados al mercado siempre devorador e
injusto. Varios países como Brasil, por ejemplo, han preferido jugar al mercado
mundial, cuando tiene 50 millones de pobres absolutamente desligados de los
mercados internacionales. En general, hoy se juegan cartas endógenas aunque con
miradas a las competencias del futuro. Al respecto existen experiencias
mundiales, que pueden ser recomendaciones interesantes en función de las
realidades, por ejemplo Corea del Sur, Taiwan o China.
CONCLUSIONES.-
No hay fórmulas en la historia, para copiar y recitar al pie de la
letra. Esos esquemas de la dependencia se han derrumbado con tragedias. Cada
realidad es una distinta de la otra, por tanto sus lógicas también serán
distintas. Pero siguen siendo válidas las investigaciones científicas, lo que
no se hace en Bolivia. Ahí el esfuerzo de los sistemas de educación tiene que
ser muy fuerte. Deshacernos de las copias, de las calcas y de los remedos de
pantomima. Si queremos ser realmente creativos y con ideas propias tenemos
mucho que investigar. Mucho que crear.
Bolivia tiene la oportunidad, como nunca antes, de ser por fin un país
propio y genuino. Sus aportes serán culturales. Porque es lo único propio y
genuino y puro que tiene. De hecho, somos noticia en los mayores centros de
investigación del mundo. No en nuestro país por sus características racistas y
provincianas de sus clases altas y medias. Tenemos que inventar y construir un
Estado por fin nuestro e inclusivo. Después consolidar unos nacionalismos
fuertes étnicos. Finalmente, el manejo de información es necesario y urgente.
Eso nos dará una personalidad propia en el concierto internacional. No tenemos
más salidas, lo demás son lindos dilemas de autores gringos poco prácticos, y
poco realistas para nuestras realidades.
Bibliografía.-
Javier Medina: Repensar Bolivia. Hisbol, 1992. La Paz – Bolivia.
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