viernes, 24 de octubre de 2014

SOBRE LA LECTURA: LA TRANSVERSAL DE ÉTICA EN LA EDUCACIÓN SUPERIOR BOLIVIANA Y LATINOAMERICANA.


Autor: Pablo Aranda Manrique.

                                                                                                                    Max Murillo Mendoza.

Introducción.-

El Dr. Pablo Aranda realiza algunas consideraciones personales, sobre el complejo tema de la Ética y la Moral, que personalmente esbozaré desde mis puntos de vista los mismos complejos temas; pero en algunos casos no coincidiré con dichos análisis. Por supuesto que la preocupación fundada del Dr. Aranda, sobre el espacio estratégico de las universidades la comparto plenamente, pues son espacios que en Bolivia nada se está aprovechando, sino sólo como mecanismos academicistas de titulitis coyuntural sin relación con las estrategias regionales, ni de Estado. Pero, son temas de otros debates que no entrar en estas consideraciones de ética.

Las Universidades como formación de caudillos.-

Considerando que las universidades en Bolivia, hasta hace muy poco, sólo han servido como puentes caudillistas, hoy supuestamente tendrían que estar al servicio de las nuevas novedades, en los vientos democráticos y de información de punta, que el mundo recorre y compite por sobrevivir. Es decir, tendrían que ser reproductores de líderes en esas nuevas corrientes mundiales. Pero hay que hacer precisiones conceptuales y contextualizar a nuestras realidades.

Las universidades en Bolivia, como espacio de las clases medias y altas, nunca han sido espacios de recreación de mentalidades liberales y democráticas, sino reproducción de lo arcaico y racista de dichas mentalidades (ninguna diferencia entre izquierda y derecha que son lo mismo). Por supuesto que sus supuestos líderes, democráticos y dictadores, siempre han sido caudillos problemáticos. Los últimos años nuestras universidades han perdido el sentido de la realidad, porque son estructuras cerradas y atrasadas respecto de lo que acontece en la sociedad. Respondiendo así a la tradición de sus clases altas y medias conservadoras y poco afectas a los cambios y los desafíos. Precisamente las discusiones que se generan fuera de las universidades, en la sociedad en general, es que quizás mejor cerrar las universidades por su poco aporte a la sociedad, y demasiados costos al Estado. Aunque dichas opiniones no son el común denominador. En esa medida y línea, constatamos que las universidades son sólo recreo de títulos abstractos, no aportes a los problemas concretos de nuestras sociedades.

El otro tema es que nuestras universidades poco o nada tienen que ver con los sistemas productivos y económicos de nuestras regiones. Están absolutamente desligadas, no responden a las demandas y exigencias productivas e industriales del país. Ese divorcio histórico estructural, hoy se paga muy caro, cuando el país ha decidido emprender desafíos de industrialización no encuentra a los profesionales capacitados pata esas tareas, o tiene que importarlos (el ejemplo del teleférico en La Paz es clarísimo), o recién tiene que entrenarlos y capacitarlos fuera del país, por un largo tiempo. Esa tradición de las clases altas y medias de vivir al margen de nuestras sociedades, está empezando a pesar en las consideraciones sociales de la gente, y del Estado. Semejante crisis de identidad y del papel de las universidades, frente a su sociedad, no está siendo encarada ni mucho menos. La universidad ha decidido cerrar sus puertas a los cambios, a las exigencias que vive la sociedad. Y esa olla a presión reventará cuando la sociedad le exija cuentas, de las inversiones millonarias que realiza el Estado; pero sin retorno ni resultados claros.

Qué son los valores y la Ética?

También tradicionalmente se sigue manejando estos términos con conceptos morales de orden religioso, que tienen que ver con las concepciones de la religión cristiana. Matices más y matices menos se consideran a la moral y la ética como factores de “buen comportamiento”, en todos los contextos que sea. Entonces, en esas visiones tradicionales educativamente se actúa y se impone a nombre de valores, las consignas cristinas de comportamientos morales. Aspectos que hoy en día considero absolutamente obsoletos y poco prácticos. La experiencia además nos señala, que estas imposiciones son rechazadas por los alumnos, sobre todo los jóvenes, precisamente por su carácter poco realista y su forma impositiva como es tratado. Los alumnos de los colegios católicos, en general salen rebeldes y odiando esas maneras de ver la vida y el mundo.

En realidad el mundo camina hacia otros valores, u otra manera de entender los valores. Cada vez más alejados de los dogmas religiosos, como entes poco democráticos, los nuevos valores se refieren más a las nociones de la naturaleza: lo holístico. Todo tiene que ver con todo. Los cuidados de la naturaleza, el medio ambiente y los animales, son definitivamente nuevos valores que caracterizan a las mentalidades de las nuevas generaciones. O los temas de género, que en todo el mundo recorre como mandato de inclusión de la mujer en los papeles de la sociedad. El desmontar nuestras sociedades patriarcales y falocráticos, como herencia de la modernidad y el Estado. Es decir, existen nuevos valores más atractivos para los jóvenes y las nuevas generaciones, que en nada tienen que ver con aquellos tradicionales y de visiones enteramente cristianos.

En Bolivia las nuevas éticas son los compromisos multiculturales, o los mensajes de tolerancia y respeto al distinto. Eso quiere decir realmente al distinto: otras religiones, otras maneras de ver la vida, otras formas de convivencia. Aspectos que recién empiezan a ser considerados por lo cotidiano, en las instituciones y la convivencia de la sociedad. Pero que lamentablemente todavía no son hechos teoría, ni atendidos por las universidades. Incluso Bolivia se dirige en marchas veloces, al margen de las universidades, hacia las nuevas formas éticas, o valores que el mundo genera, desde las visiones y concepciones más holísticas, cuánticas y científicas.




Construcción de un nuevo Estado.-

En Bolivia el Estado crece, no se reduce como recomendaba la moda neoliberal. Con sus riesgos y sus peligros, el Estado en construcción es una necesidad ante el descalabro y la desfachatez del Estado republicano. Estado republicano que se construyó a espaldas de nuestras sociedades, en contra de nuestras sociedades. Que jamás respondió a nuestras realidades. Es entonces una necesidad presente y crucial. Las teorías europeas post-modernas, que superan a sus propios Estados, que son invento europeo de la modernidad, nada tienen que hacer y ver con nuestras realidades. Me refiero a la boliviana. El Estado debe regular el desastre de la herencia republicana, donde todo era azar y acierto. En todo caso tampoco es novedad desde la perspectiva de los Estados modernos, pues en Estados Unidos también tuvieron que construir un Estado para regular la vida de sus sociedades. Hasta hoy el Estado norteamericano es fuerte y regulador. Como los Estados europeos. En este sentido Bolivia también tiene que cumplir con esa tarea de construcción de su propio Estado.

Las Universidades como referente del país.-

Hoy las universidades no son referentes de nada. Sino de unas intenciones más o menos académicas, por las exigencias del entorno mundial: competitividad y moda por las nuevas tecnologías de la información. En temas de Ética o Moral, todavía peor: no son ninguna referencia intelectual o práctica, ni siquiera en los términos clásicos y de orden jesu-cristiano. Desde hace mucho tiempo, las universidades no son referencia de cambios, de apuestas o desafíos sociales y políticos, sino todo lo contrario: son ostras cerradas de conservadurismo y anacronismo en las ciencias. Personalmente creo que eso puede cambiar desde adentro, y se trata de movilizar no sólo consciencias sino también fuertes voluntades intelectuales. Las universidades seguirán siendo instituciones importantes, como en todos los tiempos, y a pesar de su crisis actual tenemos que confiar en sus propios cambios y desafíos presentes.


                                                                                            La Paz, octubre de 2014.

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