sábado, 18 de octubre de 2014

LA IZQUIERDA ARISTOCRÁTICA HA SIDO DERROTADA


                                                                                             Max Murillo Mendoza.

Aquella izquierda aristocrática, que por supuesto existe todavía, hija del latifundio y la minería del siglo XX, tan racista y elitista como la misma derecha, de los núcleos duros chuquisaqueños y cochabambinos, que desde siempre despreciaron el papel de los indígenas y campesinos, con sus mentalidades de doctorcitos de leva y patroncitos de las revoluciones, expresada en el doctor Juan del Granado, ha sido derrotada. Esa “izquierda” sin principios, traidora, de bellas palabras de cambio, entra definitivamente en el rincón de la historia con más pena que gloria. Su mediocridad intelectual no puede ser cubierta ya con sus deseos políticos y mentiras. Esa izquierda criticona, de eterna oposición porque nunca serán portadores de las apuestas de Estado, por su inutilidad práctica y precisamente revolucionaria. Esa izquierda señorial que le encanta vivir bien en sus ongs de desarrollo a nombre del pueblo, y teorizando sobre los indígenas. Ha sido derrotada en las urnas del 12 de octubre. El MSM tiene que tener ahora miedo, porque sus límites son claros: huelen a cadáver podrido. La incoherencia en la vida se paga, sobre todo cuando se miente y se actúa sin categoría humana y contenido humano.

Más allá de las discusiones sobre los programas y las estrategias, el pueblo también califica la trayectoria de vida: coherencia, ejemplo, constancia y claridad. Qué coherencia podemos pedir a los doctorcitos de leva y señoriales, si toda la vida se dedicaron a traicionar al pueblo? Si toda la vida se dedicaron a hacer de la política un medio de disfrute, más que de servicio y sacrificio? El veredicto es nítido: el pueblo le pide a Juan del Granado que renuncie a la política. Con él a toda su generación que ha maltratado al país, quizás más que la misma derecha. Su tarea como alcalde de La Paz, simplemente fue como tiene que ser. El Estado paga a los servidores para cumplir bien las tareas asignadas y listo. La izquierda señorial por fin termina su ciclo. Ahora viene la hora de los balances.

Si todavía tiene algo de dignidad el doctorcito Juan del Granado, tiene que renunciar y dedicarse a sus memorias. Y el MSM tiene que tener un riguroso examen de consciencia y coyuntura. Ya no valen las excusas y las mentiras, los disimulos y los quiebres a la realidad. La falta de claridad frente al país se cobra con una factura  muy alta: la muerte del MSM. La falta también de propuestas a un país que es cada vez más exigente, más consciente con sus derechos y sus deberes. No podemos seguir con las lógicas señoriales del anterior siglo, creyendo que hay doctorcitos pensantes que dan recetas a las ovejas del pueblo. Sino todo lo contrario.

La izquierda en general, como nunca antes tiene un espacio privilegiado para renacer y rehacer sus teorías en este país. La izquierda tiene que encontrarse con el país profundo, tiene que encontrar sus raíces en nuestras historias. Teorizar sobre ellas, realizar sus prácticas en consecuencia. La izquierda debe superar esas viejas taras del siglo anterior: de ser la vanguardia sinecuanum de obreros y campesinos. La izquierda tiene que convivir con los avances del pueblo, con sus miserias y sus virtudes. Al medio de sus miserias y virtudes. Sólo así enriquecerá sus teorías y propuestas, porque no serán elucubraciones de escritorio ni ocurrencias de geniales ideas; pero fuera de nuestras realidades. En definitiva: se requiere de una izquierda realmente boliviana, que exprese en sus teorías lo que somos realmente, y no repeticiones de realidades ajenas y escolásticas. Pues necesitamos una izquierda genuina y nueva, renovada y joven. Estos cambios y espacios son enormes oportunidades. Ojalá.

                                                                               La Paz, 13 de octubre de 2014.



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