Max Murillo Mendoza.
Aquella izquierda aristocrática, que por supuesto existe todavía, hija
del latifundio y la minería del siglo XX, tan racista y elitista como la misma
derecha, de los núcleos duros chuquisaqueños y cochabambinos, que desde siempre
despreciaron el papel de los indígenas y campesinos, con sus mentalidades de
doctorcitos de leva y patroncitos de las revoluciones, expresada en el doctor
Juan del Granado, ha sido derrotada. Esa “izquierda” sin principios, traidora,
de bellas palabras de cambio, entra definitivamente en el rincón de la historia
con más pena que gloria. Su mediocridad intelectual no puede ser cubierta ya
con sus deseos políticos y mentiras. Esa izquierda criticona, de eterna
oposición porque nunca serán portadores de las apuestas de Estado, por su inutilidad
práctica y precisamente revolucionaria. Esa izquierda señorial que le encanta
vivir bien en sus ongs de desarrollo a nombre del pueblo, y teorizando sobre
los indígenas. Ha sido derrotada en las urnas del 12 de octubre. El MSM tiene
que tener ahora miedo, porque sus límites son claros: huelen a cadáver podrido.
La incoherencia en la vida se paga, sobre todo cuando se miente y se actúa sin
categoría humana y contenido humano.
Más allá de las discusiones sobre los programas y las estrategias, el
pueblo también califica la trayectoria de vida: coherencia, ejemplo, constancia
y claridad. Qué coherencia podemos pedir a los doctorcitos de leva y
señoriales, si toda la vida se dedicaron a traicionar al pueblo? Si toda la
vida se dedicaron a hacer de la política un medio de disfrute, más que de
servicio y sacrificio? El veredicto es nítido: el pueblo le pide a Juan del
Granado que renuncie a la política. Con él a toda su generación que ha
maltratado al país, quizás más que la misma derecha. Su tarea como alcalde de
La Paz, simplemente fue como tiene que ser. El Estado paga a los servidores
para cumplir bien las tareas asignadas y listo. La izquierda señorial por fin
termina su ciclo. Ahora viene la hora de los balances.
Si todavía tiene algo de dignidad el doctorcito Juan del Granado,
tiene que renunciar y dedicarse a sus memorias. Y el MSM tiene que tener un
riguroso examen de consciencia y coyuntura. Ya no valen las excusas y las
mentiras, los disimulos y los quiebres a la realidad. La falta de claridad frente
al país se cobra con una factura muy
alta: la muerte del MSM. La falta también de propuestas a un país que es cada
vez más exigente, más consciente con sus derechos y sus deberes. No podemos
seguir con las lógicas señoriales del anterior siglo, creyendo que hay
doctorcitos pensantes que dan recetas a las ovejas del pueblo. Sino todo lo
contrario.
La izquierda en general, como nunca antes tiene un espacio
privilegiado para renacer y rehacer sus teorías en este país. La izquierda
tiene que encontrarse con el país profundo, tiene que encontrar sus raíces en
nuestras historias. Teorizar sobre ellas, realizar sus prácticas en
consecuencia. La izquierda debe superar esas viejas taras del siglo anterior:
de ser la vanguardia sinecuanum de obreros y campesinos. La izquierda tiene que
convivir con los avances del pueblo, con sus miserias y sus virtudes. Al medio
de sus miserias y virtudes. Sólo así enriquecerá sus teorías y propuestas,
porque no serán elucubraciones de escritorio ni ocurrencias de geniales ideas;
pero fuera de nuestras realidades. En definitiva: se requiere de una izquierda
realmente boliviana, que exprese en sus teorías lo que somos realmente, y no
repeticiones de realidades ajenas y escolásticas. Pues necesitamos una
izquierda genuina y nueva, renovada y joven. Estos cambios y espacios son
enormes oportunidades. Ojalá.
La Paz, 13 de octubre de 2014.
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