Max Murillo Mendoza.
El texto del Dr. Sergio Tobón, con especial énfasis en educación
superior. Sugiere precisamente ideas desde el enfoque complejo, para construir
mallas curriculares con dichos instrumentos. Advierte que en América Latina es
muy débil este enfoque, también en Bolivia, y anima entonces a implementar y
seguir investigando, por las ventajas que según el autor tiene en las
exigencias educativas de alto nivel. Las competencias se vienen abordando desde
distintos enfoques: conductismo, funcionalismo, constructivismo y el
sistémico-complejo. El texto de reflexión del autor se refiere al último
enfoque, como alternativa importante frente a los demás, pues le da importancia
a la formación integral de la persona, desde lo ético.
Existen varias claves para conseguir personas educadas en el enfoque
complejo, la comprensión exacta del contexto social, la seguridad de los
componentes éticos personales, como compromisos hacia los desafíos de los
demás. Todos los elementos están diseñados para conseguir en definitiva personas
integrales, dotadas para la sensibilidad de lo artístico, intelectual,
creatividad y compromiso con su contexto social. Según el autor hay ventajas
interesantes este enfoque por competencias, algunos de esos puntos son los
siguientes:
-Aumento de pertinencia en los programas educativos. Qué es la consideración
fundamental del contexto social y el compromiso con los problemas de ese
contexto.
-Gestión de la calidad. Permite gestionar la calidad de los procesos
de aprendizaje. Además de ventajas claras:
a)Política educativa internacional. Que tenga relevancia con
estándares internacionales, para su consistencia y sostenibilidad.
b)Varios países latinoamericanos están tomando en cuenta este enfoque.
-Movilidad. Como componente substancial para la competencia de
alumnos, docentes.
Pero, qué son las competencias en la línea del pensamiento complejo?
Bogoya (2.000) dice que las competencias son idoneidad, flexibilidad y
variabilidad. Vasco (2.003) dice que son tareas nuevas, que no están en lo
normal o conocido. Massot y Feisthammel (2.003) resaltan como estructuras de
conducta. Tobón (2.007) resume de la siguiente manera:
“Procesos complejos de desempeño con
idoneidad en
determinados contextos, integrando
diferentes saberes
(saber ser, saber hacer, saber conocer
y saber convivir),
para realizar actividades y/o resolver
problemas con
sentido de reto, motivación, fl exibilidad,
creatividad,
comprensión y emprendimiento, dentro
de una perspectiva
de procesamiento metacognitivo,
mejoramiento continuo y
compromiso ético, con la meta de
contribuir al desarrollo
personal, la construcción y afi
anzamiento del tejido social,
la búsqueda continua del desarrollo
económico-empresarial
sostenible, y el cuidado y protección
del ambiente y de las
especies vivas” (Tobón, 2007).
Esta
definición nos señala con exactitud seis componentes claves: procesos,
complejidad, desempeño, idoneidad, metacognición y ética. Estos elementos
tienen influencias en la didáctica y los mecanismos de evaluación. Este enfoque
resalta sobre todo en cuanto a la gestión de la educación y del talento humano:
1) integración de saberes en el desempeño, 2) construcción de los programas de
formación acorde con la filosofía institucional y los requerimientos
disciplinares, 3) orientación de la educación por criterios de calidad, 4)
énfasis en la metacognición y la evaluación de las competencias, 5) empleo de
instrumentos de evaluación de las competencias de la evaluación de las competencias,
mediante la articulación de lo cuantitativo y lo cualitativo.
Según el
autor no existen enfoques puros, la mayoría son difusos y muchas veces incluso
se prestan conceptos entre ellos. Desde el enfoque complejo, la misma
construcción del curriculum se la realiza con la participación colectiva, del
equipo de trabajo. Es también importante la construcción de macro procesos, que
delimitan los puntos de calidad y de liderazgo y permiten claridad en la
construcción de la malla curricular. En la educación superior el propedéutico puede
ser un instrumento pertinente de construir competencias, que le permitan ver al
educando posibilidades profesionales de inserción al mercado con mayor
facilidad.
Como
conclusiones personales, considero importante este enfoque de competencias;
pero desde lo complejo porque son pasos exigentes y realmente competitivos.
Temas necesarios y por demás urgentes en sociedades como las nuestras: nada
exigente y competitivo. Los pasos que se siguen no son realmente difíciles,
sino implican más bien claridad de los procedimientos pedagógicos. Pero, sobre
todo, me parece también fundamental el tema ético. Además que no es un concepto
descontextualizado, sino más bien obligatoriamente ligado a los compromisos
sociales y culturales, como componentes curriculares. En estos momentos
coyunturales regionales y mundiales, en que las deficiencias de los comportamientos
sociales en cuanto a lo ético, es cada vez más preocupante, por sus resultados
sociales en la corrupción, violencia callejera, violencia institucional
(policía, etc) y violencia política, pues me parece interesante instrumento que
podría ayudar a tratar, desde lo educativo, estos temas de urgente actualidad.
Este enfoque, más allá de las preocupaciones del contexto social, propugna
también alta calidad educativa, de cuidados procesos educativos con resultados
realmente relevantes. Tiene en consideración del proceso estándares
internacionales, que sean evaluables y metacognitivos. Es decir, que sean
posibles de rearticular otros procesos educativos, desde la experiencia de sus
mismos resultados. Eso me parece demasiado importante, para sociedades que no
tienen costumbres institucionales, que no tienen por prioridad a las
instituciones, sino sólo a la coyuntura política, que es el caso de Bolivia.
Considero,
por otro lado, que este enfoque puede permitirnos mayor disciplina profesional.
Las estructuras exigentes en la planificación y los resultados, permiten por
supuesto incluir costumbres institucionales más solidas y sostenibles en el
tiempo. Eso es tan importante para la educación por la continuidad de los
planes y programas, y después de los procesos sociales y políticos más de largo
plazo. Si estamos de acuerdo en que los procesos educativos, es decir la
educación como tal, son los instrumentos más importantes de cambio y avance en
las sociedades, tenemos que estar seguros entonces que cuantos más exigentes
sean los instrumentos, los conceptos y las visiones nos ayudarían a mejorar los
procesos actuales, políticos y sociales, que vivimos en Bolivia. Los grandes
desafíos que tenemos en adelante: compatibilizar los adelantos mundiales, con nuestras
e idiosincrasias sociales y mentales, compatibilizar los avances científicos y
económicos mundiales, con nuestras estructuras institucionales y mentales, y
como adaptar programas y ejemplos mundiales exitosos educativos, a nuestras
complejas realidades. Todos esos elementos de desafío, tienen en sí mismos
lenguajes educativos. Enormes desafíos cada vez más urgentes de implementar.
La Paz, 30 de noviembre de 2014.