INTENCIONALIDADES DE LA LEY AVELINO SIÑANI
Max Murillo Mendoza.
Artículo 5.(Objetivos de la Educación)
2.Desarrollar
una formación científica, técnica, tecnológica y productiva, a partir de
saberes y conocimientos propios, fomentando la investigación vinculada a la
cosmovisión y cultura de los pueblos, en complementariedad con los avances de
la ciencia y la tecnología universal en todo el Sistema Educativo
Plurinacional.
Toda ley y de cualquier ámbito y rubro, sea
económico, productivo, social, educativo y otros, intenta responder a una
determinada realidad. Las realidades son absolutamente distintas unas de otras,
y eso ha sido constatado por las investigaciones más avanzadas en el mundo. En
esa línea, la realidad boliviana tiene sus propias particularidades, sus
propias complejidades históricas y sociológicas. A lo largo de la historia
republicana, el llamado Estado Republicano lo único que hizo fue importar
modelos extranjeros y ajenos a nuestras realidades. De manera torpe y tosca,
intentaron imponer modelos extranjeros que jamás funcionaron, porque no eran
diseñados para nuestras realidades. Sin embargo, eso no quiere decir que
algunas experiencias sí fueron pequeños ejemplos para mejorar modelos
educativos, que ayudaron en algo a mejorar nuestras realidades. Entonces, la
presente ley no es precisamente un absoluto. Toda Ley es perfectible y en el
tiempo se puede cambiar o mejorar.
Por otro lado, todas las leyes en el mundo son parte
de un paquete ideológico y político, es decir una manera de ver y concebir la
realidad. En países ricos y pobres tienen el mismo fenómeno político, por lo
que no es malo en sí mismo si es que las intencionalidades responden a las
demandas de las poblaciones. En ese sentido, otra vez, las leyes son
perfectibles y en el tiempo, como nos muestra la historia, normalmente se
cambian, se modifican y se mejoran. Ninguna ley se queda para siempre porque en
la vida del hombre cambia todo: sus costumbres, sus visiones, sus maneras de
vivir y morir. De manera que no debemos ver la presente ley educativa, como la
biblia de lo que sucederá en estos años, sino simplemente un contexto y coyuntura
para intentar mejorar los procesos educativos. Procesos educativos que dejan
mucho que desear. A pesar de las mejorías notables en los últimos años, no son
procesos competitivos ni siquiera con los procesos de países vecinos.
Más allá de las discusiones de los modelos y los
esfuerzos del Estado y privados, el desafío presente es el de por fin crear
estructuras propias, con modelos propios y con metodologías propias. La
costumbre es la copia, el remedo y el plagio de todo lo que viene de afuera.
Ahí, el grado de dependencia es terrible. Y el grado de mentalidad de mendigo:
pedir todo afuera, sobre todo de los modelos gringos. Ese costumbrismo
encarnado por el tipo de educación que hemos tenido, pues sigue siendo vigente.
Mucha gente de clases media se escandaliza tontamente, al leer palabras como
cosmovisión, o saberes propios de las culturas ancestrales. Porque su
mentalidad responde al tipo de educación que ha recibido: dependiente de los
modelos externos y extranjeros, ajenos a nuestras realidades. Modelos que han
fracasado rotundamente en Bolivia, porque sencillamente fueron copiados y
calcados de modelos extranjeros. Pero que en el imaginario citadino, esa
ceguera no es evidente sino encubierta ideológicamente con las palabras de
ciencia y tecnología.
Por otro lado, esas visiones supuestamente a favor de
la ciencia tienen también la enfermedad mental de ver todo con los filtros de
progreso y desarrollo. Palabras inventadas en las mismas coordenadas de las
costumbres de copiar e imitar. Palabras traídas por la cooperación
internacional, allá por los años 60 del anterior siglo, como modelos económico
sociales que servirían supuestamente para sacarnos de la “pobreza”.
Antropológicamente, para “civilizarnos” y educarnos en los cánones de la
civilización occidental moderna. En definitiva, esos son los componentes
esenciales de las mentalidades de la copia y la imitación extranjera.
Felizmente, los mismos autores de esas importaciones reconocieron los fracasos
de esos esfuerzos. A estas alturas, ya suena ridículo y atrasado seguir
hablando de esos modelos de desarrollo y progreso. Con sus colaterales de
ciencia y tecnología.
En el norte desarrollado de este mundo, hay
movimientos científicos importantes para abandonar esos modelos “científicos y
tecnológicos”, que sólo han llevado al mundo a la tragedia del cambio climático
y la contaminación ambiental. Esos movimientos consideran crueles a los modelos
de desarrollo. Que su imagen más sofisticada es la bomba atómica (física
cuántica), y sólo sirve para matar a los humanos. Esa es la ciencia y la
tecnología. Entonces dichos movimientos plantean abandonar totalmente los
modelos actuales de ciencia y tecnología, e inventar otros modelos más humanos,
que respondan a patrones de convivencia, no de acumulación ni destrucción del
medio ambiente. Es decir, aquellos modelos supuestos adelantados ya no son
adelantados, sino atrasados y crueles. Y copiarlos sería realmente la falta de
crítica absoluta de esos modelos. Sería analfabetismo funcional moderno, que
tenemos a borbotones en nuestras sociedades costumbristas de la copia y la
imitación. Pues al referirnos a la Ley Educativa actual, deberíamos ponernos a
pensar en términos propios y genuinos. La crítica es buena, la autocrítica
también. Se trata de ponernos de acuerdo para ver si esta ley realmente
responde a nuestras complejas realidades, o será otra vez un saludo a la
bandera inservible, mientras las duras realidades seguirán extraviadas en el
laberinto de la copia y la imitación. Y el laberinto de la pobreza y la marginación.
Espero que no sea el caso.
La Paz, 21 de agosto de 2014.
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